La Asociación Cultural Diván tiene el placer de invitarles a otra noche cultural en torno a la música y a la poesía. En esta ocasión el Diván de los Libros se abre para realizar la presentación del último poemario publicado por Vicente Cervera Salinas.
Contaremos, además, con Irene Sánchez al violín.
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Vicente Cervera Salinas (Albacete, España, 1961).
Se doctoró por la Universidad de Murcia con una tesis sobre la poesía de Jorge Luis Borges. Desde 1990 es profesor de literatura hispanoamericana en la misma universidad y catedrático desde 2004. Su labor investigadora se centra en el ámbito de la poesía y el ensayo, con obras como La poesía de Jorge Luis Borges: Historia de una eternidad (Murcia, 1992), La poesía del “logos” (Murcia, 1992), La poesía y la idea. Fragmentos de una vieja querella (Premio Anthropos de Ensayo 1992; reeditado en Caracas, 2007). En El síndrome de Beatriz en la literatura hispanoamericana (Madrid, 2006) repasa la presencia literaria de Beatrice en los textos literarios del Nuevo Mundo a partir del romanticismo hasta su desmitificación en Onetti, Rulfo y Cortázar, entre otros autores. Con la obra La palabra en el espejo (Murcia, 1996), inició una línea de estudios de revitalización de figuras señeras del pensamiento y la cultura hispánicas: George Santayana (Los reinos de Santayana, 2002), Pedro Henríquez Ureña (Historiografía cultural de la América hispánica, 2007) o Virgilio Piñera (edición de sus Cuentos fríos para Cátedra, 2008). Es también co-autor de un manual sobre el Cine en relación con las demás artes (El compás de los sentidos, 1998) y co-editor de la obra ensayística Los reinos de Santayana, 2002. Como docente ha visitado las universidades nacionales de La Habana (1996), San José de Costa Rica (1997-1998) y Buenos Aires (1999), así corno el Institut für Romanistik de la Universidad de Viena (2000-2001). Es licenciado en Arte dramático y Música vocal por el Conservatorio Superior de Murcia y actualmente dirige el Aula de Humanidades de la Universidad de Murcia.
Su trayectoria poética se inició en 1993 con De aurigas inmortales, libro que plantea una revisión del concepto de epístola amorosa con personajes históricos del mundo literario. Su segundo poemario, La partitura (2001), se construye a modo de partitura musical desplegada en siete secciones temáticas. En 2003, aparece su tercera entrega poética, El alma oblicua, que, por medio “admoniciones” o de “providencias,” despliega reflexiones de corte marcadamente filosófico. Su obra figura en antologías de la poesía hispánica contemporánea, como Epitafio del fuego (Salamanca, 2006).
Presentamos a continuación una crítica publicada en La Verdad del libro que presentará:
«ESCALADA Y OTROS POEMAS
En su libro de ensayos Otras inquisiciones, Jorge Luis Borges conjetura la posibilidad de que la historia universal no sea sino la historia de la diversa entonación de algunas metáforas. El cuarto poemario de Vicente Cervera Salinas, Escalada y otros poemas, representa una metáfora de la trayectoria ascendente del autor —iniciada con De aurigas inmortales y continuada con La partitura y El alma oblicua, este último con sus correspondientes versiones en italiano y francés— y, al mismo tiempo, una variación sustancial del camino como imagen literaria de la vida. En este caso, el recorrido vital aparece representado con la metáfora de la escalada, la existencia humana como un sendero ascensional hacia las cumbres de la experiencia.
En este trayecto ascendente que componen las cinco partes de Escalada abundan los poemas introspectivos y metafísicos, sin duda aquellos en los que Vicente Cervera da más de sí. Comienzan estos en el segundo apartado tras el espléndido poema-autorretrato que da nombre al libro. Los más destacables de esta parte son, a mi juicio, “Cercanía”, “El destructor”, “Melancólico vacío” y “Razones del deudor”: certeros sondeos de las profundidades del yo, y desgarradoras —así como lúcidas y pesimistas— reflexiones sobre la trascendencia humana. La tercera parte, “Advientos”, sigue conteniendo poemas de hondo calado como “Un billón de luces” o “El santo y la roca”, si bien encontramos en ella una mayor variedad temática, con composiciones tan emotivas y diferentes entre sí como “La lana védica” o “El candor”.
La subida continúa, imparable, en la cuarta parte, “Azul heraldo”, que toma el título —tan vallejiano— del hermoso poema simbolista en el cual el matiz del cielo antes de anochecer sirve al autor para metaforizar su estado de conciencia. El último poema, “Ánfora”, supondrá la llegada a la cúspide y, con el resto del poemario, será el causante de que José Emilio Pacheco escriba en el prólogo: “Vicente Cervera sale triunfante. Sube más alto en su escalada”. »
[Publicado en el semanario cultural Ababol de La verdad el 7-XI-2010 ]
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